viernes, 20 de marzo de 2009

Sailing the paradise

Mucho tiempo atrás, ví una foto de una playa tal y como siempre soné: agua cristalina, background repleto de árboles tropicales, arena fina y blanca y casi desértica. Cuando dije en mi trabajo que me iba, uno me dio una revista del Lonely Planet en la que la portada era una foto alucinante de una entrada del mar en tierra.

No hace tanto tiempo, descubrí que estos paraísos se llaman Whitehaven Beach e Hill Inlet y ambos se encuentran en las Whitsundays Islands. Por lo que si ya teníamos previsto acudir ahí, ahora con más razón. Lo típico y más famoso en las Whitsundays es ir en un velero y “sail the Whitsundays” así que no podíamos hacer otra cosa. Llegamos a Airlie Beach, puerto de entrada a las islas, una mañana queriendo antes de nada informarnos sobre el tiempo (como ya se ha dicho, norma básica en wet season). Al conocer que los próximos días la previsión era muy buena, analizamos las posibilidades aún libres: un backpacker boat, repleto de jóvenes que se convierte en party boat, un barco que eran dos días y una noche o Pacific Sunrise, un velero de lujo para tres días y tres noches. Después de pensárnoslo, decidimos pegarnos nuestro pequeño gran lujo durante todo este viaje de tres meses y escogimos el Pacific Sunrise. Y fue con total seguridad la mejor decisión que pudimos tomar.

Embarcamos la misma tarde que llegamos a Airlie Beach 14 pasajeros: una pareja de New York de unos 35 años, “los honeymoons”, que no es que estuvieran de luna de miel pero lo parecía, él muy yankee sin saber muy bien como va el mundo y ella embarazada, una pareja de Minnesota de unos 30 sorprendidos de que supiera donde se encuentra el estado, una pareja alemana muy divertida que había venido a ver a su hija con la mujer muy sorprendida de sí misma cuando no calzaba los zapatos por el barco, una pareja de franceses con su hijo sabelotodo, otra pareja alemana de unos 20 que se habían pasado 4 meses y medio recogiendo patatas, un inglés que como buen inglés estaba viajando por el mundo, y otra pareja formada por una suiza y una española que vivían su particular luna de miel. La tripulación estaba compuesta por el capitán, el ayudante del capitán dos expertos buceadores, la encargada del vessel y la cocinera. Todo un grupo muy divertido para pasar tres días juntos.

Tuvimos el privilegio de tener un camarote para nosotras solas puesto que era de tres pero no había nadie más, con nuestro propio baño/aseo/retrete. Y lo pongo todo junto porque de verdad que sí hubiésemos querido, podías ducharte mientras hacías tus necesidades. En el barco en el que nos sentimos como reinas por unos días, incluso te servían la comida (exquisita por cierto) y recogían los platos. Hay que recordar que esto en Australia es todo un lujo puesto que muchas veces cocinas y friegas en los viajes organizados.

Pero si el barco era un lujo, el escaparate lo fue aún más: playas paradisíacas, snorkelling en un coral repleto de peces de todos los colores y cada cual más bonito y llamativo, otros peces enormes tan cercanos a ti que podrías tocarlos si no fuera porque te acojona un poco, y sobre todo, Whitehaven Beach e Hill Inlet. Si había soñado durante mucho tiempo con estos lugares, tras haberlos visto y haber estado ahí, tengo que decir que todas las expectativas que tenía eran pocas. Pocas veces la realidad supera tanto el sueño que tenías… ¡Es simplemente mi paraíso en la tierra!

No hay comentarios: