martes, 26 de mayo de 2009

Yours always Australia!

Durante muchos años de mi vida, soñé con este gran viaje, con conocer, visitar, vivir Australia. Y durante los últimos 6 meses y medio (excluyo el tiempo en Nueva Zelanda), he tenido la oportunidad de vivir este sueño. Un sueño que era muy bueno, pero que aún así ha quedado atrás, y todo ha sido mejor de lo que había podido imaginar.

Y ha sido así porque Australia es mucho más de los que conocía (que era más bien poco), es por sus playas, por sus montañas, por sus ciudades, por sus ríos, por sus valles, por sus carreteras... pero también por su gente y su lifestyle, siempre tan relajado, tan amable, tan abierto. Se te hace raro si en una tienda no oyes un "hi, how are you going?", o si no te saludan al cruzarte aunque no conozcas a la persona.... Pero por supuesto, también el sueño ha sido mucho mejor por los conocidos. No vine a Australia a conocer a gente, pero también es esta la parte que te enriquece. Desde los primeros conocidos en el backpacker, pasando por la gente de ACE o mis compañeros de piso, donde encontré buenos amigos en todos estos sitios, siguiendo por todo el mundo conocido de un día o dos en diferentes lugares, y por todos aquellos que no eran de ninguno de estos grupos como las chicas con las que estuve en Nueva Zelanda, y, sobre todo, terminando en Simone, porque, aún sin quererlo, es un poco la "culpable" de mi prematuro regreso. Con esto yo creo que caerá bien a algunas personas... o mal... Antes de su marcha pensaba y echaba de menos a la gente tan lejana, pero después de la misma, la distancia creció de sopetón y me dí cuenta que el sueño estaba llegando a su fin, y como todo, es mejor dejar los sueños a tiempo habiendo disfrutado de cada instante del mismo.

Ahora que ha terminado, puedo confirmar que ha sido la mejor experiencia de mi vida. Irme a Australia y la forma en la que lo he hecho fue la mejor decisión que he tomado nunca. Nada en el mundo podría hacer que me arrepintiera de la misma. Pero ahora vuelvo para España con ganas y miles de recuerdos imborrables, miles de aventuras que habeís podido seguir, miles de nuevos descubrimientos y un nivel de inglés algo más aceptable, que para algo había venido...

Cuando vuelves de un viaje así, la gente siempre suele preguntar cosas como que destacarías, que te ha gustado más y todo esto. Siempre son preguntas de muy difícil respuesta, pero se intentan responder...
¿Qué sitio te ha gustado más? Whitsundays Islands. Por el sitio, que deseaba conocerlo y fue incluso más bonito de lo que esperaba; por la experiencia de estar 3 días viviendo en un barco; porque fue el único "lujo" que tuvimos durante estos meses...
¿Una playa? Lucky Bay, en Cape LeGrand National Park, al lado de Esperance. Playa de arena blanca, blanquísima. De hecho, la votaron después de estar ahí la playa más blanca de Australia, y es que podría ser harina. El agua increíblemente limpia, transparente y un color intenso a pesar de haber estado ahí en un día nublado...
¿Un momento? El atardecer en Margaret River, en mi primer viaje por Australia. El sitio es precioso y el atardecer con unos colores mágicos estaban haciendo del momento uno increíble, pero ya cuando apareció la ballena saltando fuera del agua fue simplemente maravilloso.
¿Una ciudad? Excluyendo Perth, con la cual es difícil la comparación puesto que estuve ahí tres meses y es la que más he podido conocer, diría Sydney. Estuve en tres ocasiones ahí, diferente tiempo en cada una de ellas, y con cada ocasión, me enamoré un poco más de sus calles, de su Opera House, de su vida y ambiente...

Australia es un país gigantesco. Tan grande, que tras 6 meses y casi 23,000km, aún queda mucho país por recorrer. Sitios que no he podido conocer durante este tiempo, sobre todo la zona de Darwin con el Kakadu National Park y el noroeste, en Western Australia. Pero no está mal, porque así tengo una excusa para tener que volver, por si el estar enamorada de este país no fuera suficiente...

With love,
Yours always Australia!

Singapore: a bit more than a stopover

Con la nostalgia de pensar que ya había dejado Australia atrás, que los días en Downunder habían terminado, aterricé en Singapore para visitar la ciudad/país en un par de días.

Estaba previsto que visitará la ciudad sola, pero me encontré en el aeorpuerto de Brisbane, antes de coger mi vuelo, a una chica rumana que había conocido en el backpacker de Wellington (luego dicen que si el mundo es pequeño...) y que resultaba que también iba a Singapore praa unos días, ella antes de seguir su viaje por Malasia, Vietnam, Laos, Tailandia etc...

Singapore es una ciudad de muchos contrastes. Por un lado, es la ciudad en la que me ha salido más barato comer en mi vida. Cuando el primer día encontramos un sitio en el que comer por $5 (exactamente la mitad en euros), pensamos estar delante de una ganga. pues luego resulta que incluso nos pareció cara esa ganga cuando empezamos a ver sitios por $3 o algo menos incluso! Por supuesto, la comida era siempre, o casi siempre, asiática, por lo que en tan sólo dos días acabé ya un poco harta de noodles y rice... ¡pobre la rumana que aún le quedaban 2 meses así! Pues de la comida más barata, pasé a la Coca-Cola más cara ever paid. En el avión de Brisbane a Singapore, un inglés residente en Brisbane que iba mensualmente a Singapore por trabajo me recomendó ir al Swissotel, que en su planta más alta, tenía un bar con magníficas vistas sobre toda la ciudad. Cierto era que, céntrico, se tenían unas privilegiadas vistas no sólo de la ciudad sino casi de todo el país, mucho mejores que las que se pueden tener desde el Singapore Flyer (una imitación del London Eye que tan de moda está en tantas ciudades) al estar más alto. ¡Y es que nos encontrábamos en la planta 71 del rascacielos! Pero claro, como las vistas hay que pagarlas, casi nos dío un infarto cuando vimos que la Coke nos costaba $14, ¡y además había sido de grifo!

Singapore es también un país multicultural. Su población está dividida entre el 76% de chinos, 13% de malayos y 8% de indios (el resto proviene de países principalmente occidentales) y claro, eso conlleva que en la ciudad, te vayas encontrando templos budistas junto a mezquitas, o templos hindus cercanos a iglesias anglicanas... Fue muy interesante ver por primera vez un templo hindu y seguir de cerca sus tradiciones, rezando a no sé cuantos dioses, vendiendo cosas dentro del propio templo, comiendo ahí mismo, y todo ello descalza como manda la tradición. Al ser los chinos predominantes, también se nota mucho en el ambiente su dominio. El "do it now" es fundamental, el estrés vuelve a respirarse por sus calles... tras más de 7 meses en Australia, esto choca mucho. Cuando te traen una cuenta la tienes que pagar ya, y te meten mucha prisa por ello...

Singapore es una ciudad con muchísimos rascacielos en su business centre, por supuesto cuenta con su enorme Chinatown y su más sorprendente Little India. Pero un punto en común en absolutamente todos los barrios es que todos los artículos que puedes encontrar ahí son muy, pero que muy cutres... Paseando por sus calles no pude evitar acordarme del ya tradicional "enemigo cutre" navideño entre los amigos publicistas en el que tenemos que hacer el peor regalo que encuentres por un importe máximo de €5. Si hubiese tenido que elegir el regalo más hortera me hubiese costado decidirme entre miles de ellos... Por ello mismo, y a pesar de gastarme $14 en una Coca-Cola, me costó horrores gastarme el dinero que tenía (¡y mira que eso es chungo!)

Siempre había oído que Singapore es una de las ciudades más limpias del mundo y, no sé si porque venía de Australia donde todo suele estar impoluto, pero no me sorprendió por ello. Y aunque lo fuera, tampoco me sorprendería tanto puesto que podría ser la ciudad más limpia del mundo, pero a base de prohibirlo todo: no comer chicle en la calle, no beber o comer en recintos públicos o cerrados, no, no, no... Por algo en todos los souvenirs (cutres claro), siempre utilizan lo de "Singapore: the fine city".

Con todas estas cosas, un calor sofocante y un nivel de húmeda altísimo transcurrieron los dos días en la ciudad que patee de arriba a abajo varias veces (esto a pesar que la chica de la tourist office me dijera que era demasiado grande como para andar ni un cuarto de ciudad). Pero mi gran viaje de casi 8 meses no podía acabar sin otra pequeña visita a los animales... fuimos al más que recomendable Night Safari, donde puedes observar los comportamientos de los animales por la noche, ver algún animal que seguramente no hayas visto en tu vida como el oso hormiguero o seguir el espectáculo ofrecido por la tribu Thumbuakar en sus malabarismos con el fuego...

Así que con esta última visita, definitivamente, no quiero volver a saber nada de animales durante muuuuuuuucho tiempo...

Last downunder...

Nº of days: 14
Km done: 1,709

Tras casi un mes en NZ, la vuelta a Australia fue con visita de mis padres, para pasar así mis dos últimas semanas en este maravilloso país.

Con esta visita, el modo de viajar cambió drásticamente: de camping a hoteles (aunque he de decir que mi peor cama en todo el viaje la tuve en el primer alojamiento con mis padres, en un hotel de 4*), de cocinar a comer siempre fuera, etc...

Al menos, tuve la oportunidad de volver a disfrutar de la Sydney Opera House, de Darling Harbour, del Harbour Bridge, de Hyde Park... y también de descubrir nuevas cosas como el acuario donde, tras 6 meses en Australia y buscarlo tanto, por fin tuve el placer de ver un platypus, es decir, un ornitorrinco. Y es que este animal tan raro (que es un bicho con pico de pato, cola de castor, pelo de nutria, patas de ánade, con cloaca con un reptil, veneno y se reproduce mediante huevos...) sólo sale de su cloaca al amanecer o atardecer y nunca coincidimos en esos momentos. Así que al menos lo ví en un zoo...

Con la extraña sensación de dejar Sydney sabiendo que ya era la última vez que iba, volamos hacia Uluru, quizá más conocido internacionalmente com Ayers Rock (para la parte de cultura general, Ayers fue un presidente australiano). Uluru es, probablemente, junto a la Opera House, los dos símbolos más famosos. Se dice de Uluru que es como un iceberg, que la parte oculta es mucho más grande que lo que se ve, pero sólo con la simbología y significado de esta roca, atrae a muchos turistas cada día. Se trata de un lugar sagrado para los aborígenes, aunque se vean más bien pocos por ahí. Un sendero de 9km se extiende alrededor de la roca, aunque se puede hacer cómodamente desde el coche al estar también una carretera paralela. Al ser un lugar sagrado para los aborígenes, hay dos puntos específicos, muy sagrados, que no se pueden ni fotografiar: uno para los hombres aborígenes y otro para las mujeres. Y no quiero opinar nada acerca de las mismas, pero el de las mujeres se llama "Mala Puta"...¡ay si supieran su significado en otros idiomas! Lo más mágico de Uluru es sin lugar a dudas el atardecer y el amanecer, que es cuando se puede ver la roca cambiar de colores, desde un rojo intenso cuando brilla el sol a un marrón sombrío cuando la sombra lo cubre por completo, pasando por diferentes tonalidades. Fuera del mismo, no es al punto de compararlo con Pinnacles en WA, pero, al fin y al cabo, es una roca en el desierto (aunque una roca enorme en un lugar donde casi todo alrededor es planísimo).

Tras la visita obligada a Kata Tjuta-The Olgas (incluso más sagrado para los aborígenes que Uluru), nos dirigimos a Kings Canyon que recorrimos en un sendero de 6,5km con sus buenas subidas. Pero las casi 3 horas de caminata merecieron más que la pena. El canyon es increíble, maravilloso. Sus rocas y acantilados te sumergen en una gran inmensidad. Te sientes un poco Indiana Jones en sus mejores aventuras ahí... ¡Simplemente, me encantó! y lo recomendaría aún más que Uluru.

La nueva visita a Cairns sirvió no sólo para conocer Green Island en plena Great Barrier Reef, sino para ver de nuevo a Elizabeth. Ya hablé de Elizabeth anteriormente, aunque por aquel entonces desconocía su nombre. Resulta que volví a coger un barquito por el Daintree River para ir a ver cocodrilos, pero esta vez con la fortuna de escoger un barquito muy pequeño y estábamos solos con el guía, que me contó la vida de los cocodrilos. Resulta que me enteré que la parte que visitamos de Daintree River era hasta hace bien poco territorio de Scarface y que tenía por ahí 6 ó 7 novias. Pero en los últimos tiempos, Fat Albott iba comiéndose su terreno poco a poco... y sus novias. Por lo que Elizabeth pasó de ser novia de Scarface a novia de Fat Albott. Tuvimos el placer de conocer a este último, de unos 5-6 metros (Elizabeth tenía "sólo" 3 ó 4). También pudimos observar un montón de baby-crocodiles, de los cuales supimos que a los dos meses de nacer, la madre les abandona en la naturaleza y hasta los 6 años, edad en la que ya son suficientemente fuertes y duros, tienen que luchar contra un montón de adversidades (entre ellos los mismos padres...) y por ello, sólo 1 de cada 100 llega a la edad adulta... y luego pensamos que los seres humanos lo tenemos chungo...

Los nuevos descubrimientos en Australia casi terminaron ahí... ya quedó para el final volver a Surfers Paradise, y conocer un poco más de Brisbane. Y por suerte, tuve el placer de tener la compañía de Lea, la suiza con la que estuve en Nueva Zelanda, que había venido expresamente al ser mi última noche, en la que, aunque no fuera el de Perth, pude volver a estar por última vez en el Mustang, aquel bar que todos los miércoles tenía en mí a su fiel cliente...

Se hace raro pensar que ya vuelvo para Europa, que se acabo el andar boca abajo... pero todos y cada uno de los momentos en Downunder han sido tan mágicos y especiales que sólo puedo empezar a echarlos de menos...