viernes, 20 de marzo de 2009

Running away Hamish

De todas las aventuras vividas en Australia, quizá una de las más grandes que podré contar a mis nietos es como su abuela estuvo al borde de la muerte con un ciclón amenazándola…

Llegando a Airlie Beach de nuevo tras el paraíso, nos enteramos que nuestro mate Hamish estaba de paso a partir del día siguiente. Y como nuestro mate era un ciclón, pues no es que nos hiciera mucha gracia pero tampoco le dimos mucha importancia (pensábamos más que sería un fastidio si se inundarán las carreteras y no pudiéramos pasar).

Esto hasta la noche, cuando durmiendo y sin ser todavía el ciclón, el van se movía tanto por el viento que de verdad creí en un par de ocasiones que iba a volcar. Así que a la mañana siguiente, mientras desayunábamos y yo leía el periódico nada alentador, hicimos unas cuentas rápidas: el ciclón llega donde estamos dentro de cinco horas moviéndose a 19km/h, si nos vamos de inmediato a una velocidad media de 90km/h deberíamos tener tiempo de escapar (digo 90km/h porque es la velocidad de Little Ripper).

Y sin pensarlo mucho más, recogimos el tenderete y empezamos a conducir el que fue el día con más kilómetros de tres meses viajando ¡800km! ¡Todo el día en el van!

Es verdad que nuestra teoría fue un poco arriesgada porque con todo lo que ya había llovido la carretera podía estar inundada o nuestros cálculos no ser tan ciertos al no ser expertas en ciclones, pero funcionó y conseguimos de esta forma ganar la batalla contra Hamish… aunque no contra su resaca en los siguientes días donde estuvo lloviendo mucho, mucho, mucho…

To say goodbye is quite hard

Quieras o no, todo en esta vida pasa. Te alegras cuando es una mala época y te entristeces cuando lo que termina, es la que ha sido la mejor experiencia de tu vida. Tras tres meses recorriendo Australia con Simone, el viaje llega a su fin y es duro, muy duro, aún cuando le siguen otras muchas grandes aventuras.

El viaje finaliza con una semana en Sydney, una ciudad de la que ya he hablado pero que cuanto más conoces más te enamora. En un principio, iba a quedarme el van después de este viaje pero al final cambié de opinión. Primero, porque teniendo que pagarle su parte a Simone, ya era mucho dinero y segundo, porque me voy un mes a Nueva Zelanda y no tendría un sitio donde dejarlo. Así que nuestros dos últimos días antes de llegar a Sydney los dedicamos a maquillar a Little Ripper: que si limpias el interior, que si pintas un poco las partes oxidadas (no era del todo waterproof), que si le sacas brillo exteriormente etc. Y luego llegamos a Sydney pones anuncios de venta en algunos sitios y dos días después, llegan tres suecos, ven a Little Ripper, lo prueban, no se dan cuenta que tiene el carburador roto (porque se puede conducir con él roto) y firman todos los papeles, te dan el dinero y se acabó. You aren´t owner in Australia anymore! Fue una dura despedida después de todos los buenos momentos vividos en él.

Pero si tener que despedir a Little Ripper fue duro, más aún lo va a ser decir adiós a la que ha sido tu siamés durante los últimos 90 días, durante las últimas 2160 horas, y todo el tiempo pasado en Perth. Aún recuerdo mi primer día de clase en ACE que fue cuando la conocí, nuestra primera caminata de 4 horas por la playa en uno de mis primeros días en Australia, el primer viaje que hicimos a Albany y Margaret River… y sobre todo cada minuto de este gran viaje. Porque está claro que ha sido una maravilla por los paisajes, por las aventuras vividas, pero si lo puedo considerar ahora la mejor experiencia de mi vida, es también por Simone, porque sin las personas, nada es lo mismo, y por suerte, encontré en ella no solo una buena compañera de viaje, sino una gran amiga.

Por suerte, para no tener que pensar mucho, el mismo día que se va me voy a New Zealand, con otra suiza que conozco de Perth y otras dos, suizas también, amigas de la primera…

Sailing the paradise

Mucho tiempo atrás, ví una foto de una playa tal y como siempre soné: agua cristalina, background repleto de árboles tropicales, arena fina y blanca y casi desértica. Cuando dije en mi trabajo que me iba, uno me dio una revista del Lonely Planet en la que la portada era una foto alucinante de una entrada del mar en tierra.

No hace tanto tiempo, descubrí que estos paraísos se llaman Whitehaven Beach e Hill Inlet y ambos se encuentran en las Whitsundays Islands. Por lo que si ya teníamos previsto acudir ahí, ahora con más razón. Lo típico y más famoso en las Whitsundays es ir en un velero y “sail the Whitsundays” así que no podíamos hacer otra cosa. Llegamos a Airlie Beach, puerto de entrada a las islas, una mañana queriendo antes de nada informarnos sobre el tiempo (como ya se ha dicho, norma básica en wet season). Al conocer que los próximos días la previsión era muy buena, analizamos las posibilidades aún libres: un backpacker boat, repleto de jóvenes que se convierte en party boat, un barco que eran dos días y una noche o Pacific Sunrise, un velero de lujo para tres días y tres noches. Después de pensárnoslo, decidimos pegarnos nuestro pequeño gran lujo durante todo este viaje de tres meses y escogimos el Pacific Sunrise. Y fue con total seguridad la mejor decisión que pudimos tomar.

Embarcamos la misma tarde que llegamos a Airlie Beach 14 pasajeros: una pareja de New York de unos 35 años, “los honeymoons”, que no es que estuvieran de luna de miel pero lo parecía, él muy yankee sin saber muy bien como va el mundo y ella embarazada, una pareja de Minnesota de unos 30 sorprendidos de que supiera donde se encuentra el estado, una pareja alemana muy divertida que había venido a ver a su hija con la mujer muy sorprendida de sí misma cuando no calzaba los zapatos por el barco, una pareja de franceses con su hijo sabelotodo, otra pareja alemana de unos 20 que se habían pasado 4 meses y medio recogiendo patatas, un inglés que como buen inglés estaba viajando por el mundo, y otra pareja formada por una suiza y una española que vivían su particular luna de miel. La tripulación estaba compuesta por el capitán, el ayudante del capitán dos expertos buceadores, la encargada del vessel y la cocinera. Todo un grupo muy divertido para pasar tres días juntos.

Tuvimos el privilegio de tener un camarote para nosotras solas puesto que era de tres pero no había nadie más, con nuestro propio baño/aseo/retrete. Y lo pongo todo junto porque de verdad que sí hubiésemos querido, podías ducharte mientras hacías tus necesidades. En el barco en el que nos sentimos como reinas por unos días, incluso te servían la comida (exquisita por cierto) y recogían los platos. Hay que recordar que esto en Australia es todo un lujo puesto que muchas veces cocinas y friegas en los viajes organizados.

Pero si el barco era un lujo, el escaparate lo fue aún más: playas paradisíacas, snorkelling en un coral repleto de peces de todos los colores y cada cual más bonito y llamativo, otros peces enormes tan cercanos a ti que podrías tocarlos si no fuera porque te acojona un poco, y sobre todo, Whitehaven Beach e Hill Inlet. Si había soñado durante mucho tiempo con estos lugares, tras haberlos visto y haber estado ahí, tengo que decir que todas las expectativas que tenía eran pocas. Pocas veces la realidad supera tanto el sueño que tenías… ¡Es simplemente mi paraíso en la tierra!

Diving with Nemo

Con la llegada a Cairns, alcanzamos el que iba a ser destino final de nuestro viaje, pero al final volvemos a bajar hasta Sydney desde donde Simone volverá a Suiza y yo me iré a New Zealand.

Cairns es la ciudad tropical por excelencia en Australia. Situada en el extremo norte de Queensland y en plena wet season, hemos tenido mucha, mucha suerte y en una semana aquí, no nos ha llovido nunca durante el día. Se trata de una ciudad muy agradable, muy vacacional, con su Esplanade y sobre todo su Lagoon. Y es que al no poder bañarte en el mar (y es que a las ya conocidas avispas de mar, hay que añadir los crocodilos de agua salada, mucho más peligrosos y grandes que los de agua dulce…), tener una piscina de agua salada en plena ciudad es un paraíso donde tostarte al sol durante el día, terminándolo en el mismo lugar con una buena barbacoa.

Pero Cairns es mucho más que su lagoon y su esplanade, es la puerta de entrada de dos maravillas: la rainforest y la Great Barrier Reef.

Alcanzamos al norte de Cairns Cape Tribulation, haya donde “the rainforest meets the reef”, y es simplemente espectacular. Con todo los árboles, palmeros, llegando a la arena, plagada de cocos caídos… Lo único malo es el no poder bañarte… Las diferentes tonalidades de verde, cada cual más claro y profundo hacen del Daintree National Park un lugar único en el mundo. El Daintree River, que tienes que cruzar en un ferry para alcanzar Cape Tribulation, es un nido de crocodilos de todos los tamaños y colores. Por supuesto, nuestras ganas de ver uno eran tan grandes que nos llevó a embarcarnos en un pequeño cruise por el río y tras un buen café y galletitas, vimos un crocodilo de unos 3-4 metros en su habitat natural (osea, ¡no en un zoo!).

Pero sin duda, la excursión a la Great Barrier Reef fue la gran excursión. Tras empezar el día con un chute de biodramina para el barco, llegamos a nuestro primer punto del reef. Y ahí, que mejor manera de verlo que con una clase introductoria de buceo! Y así, respirando a través de una botella de oxígeno, ¡estuve a escasos centímetros de Nemos y del coral! Para el segundo sitio donde paramos, teníamos snorkelling. El lugar era una maravilla, y la verdad es que pudimos ver todo mucho mejor que en el primer punto: más Nemos, Doris también, peces que no tienen nombre comercial (y por supuesto su nombre científico es desconocido para mí), un coral precioso. ¡Amazing fueron los cinco primeros minutos de snorkelling cuando vimos una tortuga marina! Me gustaría poder deciros de que edad pero por mucho que le preguntará, no me contestó (resulta que Disney nos tiene engañados y los peces no hablan) y cuando aún no nos habíamos recuperado de la tortuga, ¡¡va y aparece un tiburón!! Y ahí, pues fue una mezcla de emoción y acojone claro. Por mucho que te digan que son tiburones que no hacen nada, es un tiburón que tienes a escasos metros y tú estás en el agua. Si queréis haceros una idea de cómo es el coral, “Buscando a Nemo” lo retrata de forma excelente (excepto, como ya se ha comentado, que los peces no hablan).

Como punto, iba a haber hecho también skydive con aterrizaje en la playa de Mission Beach pero resulta que no puedo por peligro de perforación de tímpano (otra cosa rara que tiene mi cuerpo…) Esto lo descubrí haciendo scuba-diving, que tampoco puedo volver a hacer… y bueno, por mucho que fuera muy especial hacerlo con la sordera no se juega. Al menos, sé de una que estará muy contenta leyendo estas líneas… ¿eh Maman?

Welcome to the wet season


Nº of days: 16
Km done: 4.650


En zonas tropicales, las cuatro estaciones se convierten en dos: dry season and wet season. El norte de Australia se encuentra en esta zona y la estación seca se extiende de abril a septiembre y la húmeda de octubre a marzo.

Así que como podéis fácilmente comprobar, ¡decidimos recorrer Queensland, estado tropical por excelencia, en plena wet season! Esto conlleva principalmente una norma básica a seguir: antes de emprender cualquier viaje, chequea el tiempo, no vaya a ser que se ponga a diluviar en el momento más inapropiado, y el estado de las carreteras, que son fácilmente inundables. Y para todos los que piensen que suelo ser una persona con suerte, después de este viaje lo podéis confirmar: en plena wet season, he recorrido toda la costa de Queensland (Brisbane to Cairns to Brisbane) y cuando necesitaba que no lloviera, no es que no lo hiciera, ¡sino que el sol lucía!

Con el paso de Brisbane y adentrándonos en Queensland, vuelven las largas distancia en la carretera, tal y como lo era en el Outback. Y es que 1,700km separan Brisbane de Cairns (sí, nos hemos hecho el camino de 1,700 km de subida y de bajada). La principal diferencia con el Outback es que cambias el tono rojizo, llano y seco por un paisaje verdoso, frondoso, montañoso y con curvas.

Uno de los puntos negativos en esta zona es que no puedes bañarte en las playas. Y es que, excepto en algunas zonas donde tienen redes, en la época que hemos estado aquí es la plaga de avispas de mar. La verdad es que no sé de donde viene este nombre en español porque resulta que las avispas de mar son medusas letales y cuando digo letales es que de verdad puedes morir. Así que en estas zonas, o estás en un área con red (y las redes no son de palo) o tienes que vestir un traje anti-box jellyfish (o lo que es lo mismo, una traje de neopreno para buceo, surf etc…).

El camino desde Brisbane a Cairns (Cairns, como toda ciudad importante en Australia se merecerá un capítulo especial) tiene muchas cosas pero destacan ante todo dos, dos islas: Fraser Island y Whitsundays Islands (vale, en este caso, es un conjunto de islas).

Fraser Island es nada más y nada menos que la mayor isla de arena del mundo y solo se puede recorrer en 4x4. Los backpackers de Hervey Bay, ciudad de entrada a Fraser Island, organizan viajes entre jóvenes apuestos como nosotras. Forman grupos de entre nueve y once personas, te dejan un 4x4 (previo pago por supuesto) y te vas tres días y 2 noches para allá con todo lo que necesitas en el coche (tiendas de campaña, todo para cocinar, comida, bebida…). Te dan un itinerario con el que ves los principales puestos de la isla y de paso, no hay discusiones entre los miembros del coche que apenas se acaban de conocer. Nuestro grupo, de nueve por suerte, lo formaron tres ingleses que viajan juntos por el mundo, dos suizas que recorren la costa este australiana (que luego volvimos a estar con ellas en Cairns), un canadiense y una alemana, ambos viajeros solitario y por supuesto Simone y yo. Los tres días resultaron una gran aventura, conduciendo el 4x4 en la playa, acampando en la misma con el temor de ser atacada por un dingo (que se trata básicamente de un perro muy salvaje), cocinando a oscuras y con arena en todos los sitios, mojándote solo los pies en el mar porque está prohibidísimo bañarte al estar repleto de tiburones. Pero sobre todo, disfrutas del viaje porque la isla es una maravilla, con unos lagos como nunca puedes imaginar que existan, con una playa de 90 km preciosa, con unos paisajes espectaculares, con unas dunas inmensas, con unos lookouts vertiginosos…

Y las segundas islas son las Whitsundays, pero la experiencia fue tan increíble que finalmente he decidido dedicarle un post especial…

sábado, 7 de marzo de 2009

The Big Things

Cuando a principios de enero tuvimos el honor de conocer a Larry (cf post “From Larry to Judas”), no sabíamos que estabámos ante sólo una de las piezas de las “Big Things”.

En 1964, abrieron un parque en Coffs Harbour y para llamar la atención pusieron una Big Banana. Y ese simple hecho desencadeno una locura por las Big Things casi tan grande como la Gold Rush.

Se podrían establecer dos categorías para las Big Things. La primera sería de animales con la ya mencionada Big Lobster a la que se suman Big Sheep en una gasolinera entre Canberra y Sydney, Big Oyster en Taree (NSW) y Big Prawn en Ballina (NSW). Como veís, en esta categoría, excepto Big Sheep son todo seafood. La segunda categoría sería de fruta con la precursora Big Banana, Big Mango en Bowen (QLD)… y todos los que nos faltan por descubrir…

Todo hay que decir que según el Lonely Planet, dos de estas Big Things tiene el honor de ser la atracción de peor gusto de su estado con Larry en SA y Big Prawn en NSW.

Y para mí, por mucho que Simone prefiera Big Sheep, Larry siempre estará en mi corazón… quizá porque fue la primera, quizá porque es de las más grandes o quizá porque sigo sin haber comido la tan preciada langosta!

Brisbane: the rainy city

En las matrículas de los coches, en Australia como en los USA, tienen inscripciones como “Victoria – The place to be”, “SA – The festival state”, “ACT – The nation’s capital” etc. y en Queensland, estado de Brisbane, una de ellas es “QLD – The sunshine state”. Y bueno, sunshine, lo que se dice sunshine, no fue en absoluto a lo largo de mi primera visita a esta ciudad. Es más, estuvo diluviando durante 2 días, lloviendo otro y por fin, al cuarto, pudimos tostarnos al sol…

Con tanta lluvia, y sabiendo que vamos a volver, pues mucho no visitamos aunque lo poco que vimos nos permitio descubrir que es una buena ciudad para vivir: bonita, relajada y con muchas actividades, como ir a Streets Beach, unas piscinas/playas que tienen en plena ciudad, gratuitas, y muy bien tratadas y limpias.

Al haber cumplido sus primeros 10.000km con nosotras (vamos que los 10.000 primeros tras los 300.000 anteriores), Little Ripper pasó por el mecánica para su correspondiente revisión con el resultado de cambio de ruedas, amortiguadores y un pequeño agujero en el bolsillo de sus dueñas…! pero ya listo para los siguientes 10.000 con toda seguridad.

A destacar de Brisbane que coincidió ahí el día de San Valentín, así que por supuesto, estuve celebrándolo con Simone… bueno vale, más que San Valentín, celebramos ese día que era el cumpleaños de Simone, que se nos ha hecho mayor y ya ha cumplido los 23. Y después de ese día, ya podré contar a mis nietos “Un día me echaron de un bar en Australia… ¡por tener sueño!" Resulta que ese día madrugamos bastante (como todos en general por cierto) y ya por la noche, después de tanto recorrido, estaba cansada. Pidiendo un par de cervezas en la barra, cerré 2 segundos los ojos para descansar y, creyendo que estaba borracha, me echaron del bar… y por mucho que les explicará que lo que tenía era sueño no había manera… lo mejor de todo es que al final también echaron a Simone porque estaba dejándome beber la cerveza que habíamos pagado al lado de la entrada…

En fin, de Brisbane podemos resumir que estuve otra vez en un museo, está vez de ciencia, que volveremos para visitar la ciudad esperemos que bajo el sol (o al menos sin lluvia) y que en Australia, si tienes sueño, no puedes estar en un bar…

Surfers Coast


Nº of days: 9
Km done: 1.129

And… the east coast! Después de mes y pico recorriendo Australia, hemos llegado al destino más popular. La carretera de Sydney a Brisbane es sin duda la más recorrida.

Muchas cosas cambian aquí. Primero, la propia carretera que en muchas ocasiones incluso tiene dos carriles por sentido (algo totalmente impensable hasta ahora fuera del radio de 5km alrededor de grandes ciudades). Las distancias se vuelven mucho más cortas también, tienes lugares que visitar muy próximos unos de otros. Lo bueno es que sigues encontrando playas/paraíso con poca gente (es lo que tiene la inmensidad del país), sitios extraños a la par que graciosos como un hospital para koalas, y al mismo tiempo, lugares con mucho ambiente y mucha fiesta.

Las relaciones en la costa este cambian también. Se ha cambiado el primer “Where are you from?” por “Can you surf?” (lo que en España equivale al “¿Estudias o trabajas?”). También desde que llegamos a Sydney descubrimos un nuevo tipo de baile muy popular pero indescriptible. Es moverse mucho mucho, es muy popular entre chicos especialmente y sobre todo, ¡incluso yo puedo ver lo horroroso que es!

En la costa este son también muy famosas las “pies”, osea, los pasteles salados. Tras recomendación del inseparable Lonely Planet, paramos en Fredo Pies para degustar unas tartas simplemente exquisitas y desde entonces, estamos aficionadas a ellas…

Pero ante todo, the east coast son dos lugares: Byron Bay y Surfers Paradise en donde pasamos 3 ó 4 días en cada una. Dos ciudades surferas y sobre todo dos ciudades con mucho ambiente.De Byron Bay destacar su faro, el punto más oriental de Australia (sí, con esto ya he estado en la ciudad más occidental, la carretera más meridional –si esto es el sur- y ahora el punto más oriental), donde pudimos disfrutar de un atardecer mágico. De Surfers, sobre todo, la media hora en Jet Ski, es decir moto acuática, que desde hace tanto tiempo quería probar.

Como ya he comentado, ambos lugares son de mucha marcha y el mejor sin lugar a dudas: Sin City en Surfers Paradise. Resulta que estando en la calle buscando un sitio vimos una cola enorme sólo de chicas. Por supuesto, nos sorprendió y tras preguntar, descubrimos que las chicas accedían gratis y tenían bebida gratis. No dudamos un segundo el entrar y fue aún mejor cuando una chica nos dejo que si guardabas el vaso de champagne que te daban al principio, podías rellenarlo con la bebida de tu gusto hasta que estos chicos tan majos que podéis ver en la foto empezarán a bailar a eso de las once… pero como nunca lo hicieron, pudimos disfrutar de la gratuitad hasta las doce que nos fuimos… (si alguien tiene alguna duda, se trataba de una discoteca normal, no un boys)

Y fue así como recorrimos por primera vez la costa este, donde lo mejor de todo es que sabemos que volveremos en unas semanas para seguir disfrutando de las olas en nuestras tablas de bodyboard, para disfrutar del amanecer en el faro de Byron Bay, para disfrutar de estos lugares con tanto encanto, ¡y para seguir disfrutando los bares más de moda!

Sydney

Y por fin, la gran ciudad en Australia. Y con esta ciudad y la famosa Sydney Opera House, no hay duda de que realmente estoy en este país.

La visita a Sydney fue especialmente rápida puesto que sabíamos que tenemos que volver al final del viaje. Entonces dedicamos un día a visitar la ciudad, otro a ir a Bondi Beach, la famosa playa de Sydney, y otros tres en Manly Beach, a una media hora al norte, y a pesar de que un empleado de la oficina de turismo nos echó la bronca por querer ir a Manly…

De Sydney hay que destacar su bahía, con la Opera House dominándolo. Las vistas son simplemente magníficas… aunque la bahía no es tan segura al haber había algún ataque de tiburón en las últimas semanas por ahí... Es sin duda la ciudad más animada de Australia, con opciones a todas horas y en muchos lugares, y también la primera ciudad en la que hemos estado en un atasco!! (¡y puede que la única en la que vayamos a estar!). Bondi Beach es sin duda la playa de Sydney, la más famosa. Y como toda playa tan famosa, resulta que está abarrotada de gente, casi tanto como Benidorm en agosto, aunque sin sombrillas. Tampoco es la mejor playa ni de lejos, aunque si la comparas con Benidorm puede resultar un paraíso claro.

Manly Beach es como un pequeño pueblo al norte de Sydney, plagado de estudiantes de inglés y estuvimos ahí unos días al tener amigos de Perth estudiando ahora ahí. Resultó tener una mucho mejor playa que Bondi, con mucho ambiente de nuevo surfero y, al igual que Bondi, muchos helicópteros pasando todo el tiempo para controlar que no haya tiburones. Esto resulta muy extraño la primera vez que lo ves, muy desagradable a partir de la segunda por tanto ruido que genera y muy poco tranquilizador cuando ves que el helicóptero se queda un rato en el mismo sitio…

Y así, esperando a volver en unas cuantas semanas, nos encaminamos hacia la costa este…

Between dos main cities


Nº of days: 4
Km done: 1420

Iba a haber titulado este post “How to visit a nation’s capital in one afternoon”, pero como hay algo más que Canberra entre estas dos ciudades…

Ha sido sin lugar a dudas el trayecto entre cuidades más rápido que hayamos hecho. Y es que el verano llegó definitivamente a Australia durante estos días, y no tener playa cercana para darse un chapuzón resultaba muy duro…

Quizá el mejor momento del viaje fue el primer día, donde nos paramos a cenar en Cape Conran NP, en una playa paradisíaca, con el atardecer de fondo. Es una de esas playas que tanto me gustan, en las que tienes el bosque que llega hasta la propia arena. Creo que cuando consiga, si es que lo conseguimos entre tanta agua, estar en Queensland donde lo que llega a la arena es la selva me pondré a llorar tal y como hace Patru con el David de Miguel Angel…

Después de esto, llegamos a Canberra, capital de Australia y quizá la ciudad más organizada que haya visto en mi vida. Esto de crear ciudades para ser capital de estado es lo que tiene… calles cuadriculadas perfectamente, monumentos muy nuevos y relucientes, y ¡mucho, mucho, mucho calor! Y es por ello que llegamos entorno a las 13:00h, visitamos la ciudad, comimos, estuvimos un rato en Internet y sobre las 20:00h nos fuimos…

Empezamos a conducir y era tan bueno conducir sin pasar tanto calor en el van (y es que Little Ripper tiene aire acondicionado que no funciona) que al final casi llegamos a Sydney… Antes de ello, nos paramos en Blue Mountains y sus famosas Three Sisters. Son montañas con paisajes espectaculares y quizá las más conocidas de Australia, aunque para mí, no las mejores pero la cercanía de Sydney es lo que tiene.

Y así, en 3 días, pasamos de Melbourne a Sydney… las dos ciudades de Australia que seguro todo el mundo conoce…

Torquay: the surf capital

A unos 100 km de Melbourne, allá donde termina la Great Ocean Road, se encuentra Torquay: la capital del surf de Victoria. En ella, todo está dedicado al surf: los bancos son surfboard, las calles tienen nombres de surfistas y por supuesto, está el Surfworld Australia Museum (lo que hay que ver, segundo museo que visito, ¡y luego diréis!) al que acudimos sin falta para ver la tabla de Kelly Slater, quizá el surfista más famoso aunque no sé si por ser 9 veces campeón del mundo o por su paso por Baywatch, el documental acerca de las mejores olas, la historia del surf, de cómo llegó a Australia…

En el mismo recinto que el museo, se encuentran las tiendas de Roxy, Quicksilver, Rip Curl, Element, Hurley, Billabong… y claro, tuvimos que “visitarlas” como buenas turistas que somos (lo que hizo de ese día uno un poco más caro de lo habitual…)

Por supuesto, fuimos a ver Bells Beach, la playa donde se celebra cada Semana Santa una prueba del campeonato mundial de surf, en la que pudimos disfrutar de unas buenas olas desde la orilla (demasiada roca para no experimentados).

También quisimos comprar una tabla ahí pero después de mucho mirar, nos dimos cuenta que eran demasiado cara para presupuesto de viajero, y demasiados grandes para Little Ripper… así que decidimos que una tabla de bodyboard podía ser mucho más práctica, ¡y fácil de usar!

Australia Day

El 26 de marzo de 1788, llegaron a la cala de Sydney unos cuantos barquitos británicos y empezaron la colonización de esta islita, a costa de muchos aborígenes (¡que tampoco es que ahora me den pena con todas las que montan en Perth!). Poco a poco, Australia fue convirtiéndose en una colonia británica para más tarde ir independizándose y establecerse como una nación el 1 de enero de 1901.

221 años más tarde de la llegada de estos barquitos, una suiza y una española se encontraban en Melbourne y decidieron festejar con los aussies su gran día, tal y como ellos mismos lo festejarían: ¡con mucho patriotismo!

Acudimos a la marcha local, participamos en las actividades organizadas, apadrinamos un pato en la “Duck Race” (¡con una participación récord de 100.000 patos!), hicimos una barbacoa como buenas australianas y presenciamos los fireworks al terminar el día desde el Yarra River.

Fue un gran día que pasé junto al Big Finger, que siempre había querido tener (¡aunque sea una americanada total!). Y a pesar de que Simone se pasó medio día llamándolo “Stupid Finger” (que puede que todos los toques que le daba en la cabeza tuvieran algo que ver), al final se dio cuenta que era una buena forma de hacer amigos, así que terminamos el día tomando unas cervezas con australianos en un bar, ¡como manda la tradición!

Ndlr: es probable que no todos los australianos salgan el 26 de enero a la calle llenos de tatuajes, banderas, camisetas y demás accesorios aussies, pero puede ser…

Australian Open

Hace 4 años, estando en París de Erasmus, me quedé con las ganas de ir a ver Roland Garros. Así que ahora no podía ocurrir lo mismo.

Como el presupuesto de viajero eterno no es multimillonario, nos conformamos comprando las entradas para “Ground Courts”, osea, todas las pistas menos RodLaver Arena y Hirense Arena (las dos principales). El día elegido fue el domingo justo en medio del torneo, al día siguiente de volver de Tasmania.

¿Y cómo se pasa un día en el Australian Open? Pues nada, llegas, echas un vistazo a que partidos va a haber y te das cuenta que son todo dobles, pero bastante buenos partidos. Así que decides antes de nada, animar a las españolas contra las chinas y va y resulta que pierden de paliza! ¡Contra unas chinas! Supongo que querían ser cordiales con ellos después de ganar la plata olímpica en su país… Después vas paseando y ves un montón de gente está en una pista y resulta que Federer está calentando… Pero te das cuenta tras 5 minutos viéndolo, que las vistas son mucho mejores en el otro lado donde nuestros Fernando Verdasco y Feliciano López calientan sin camiseta (no estoy segura si calentaban ellos o la grada) El día va pasando y ves a Nadal entrenar (no jugaba ese día), a las Williams apalizando a unas rusas, a los Brians sin piedad, hablas con Albert Costa para pedirle un autógrafo para el cumpleaños de Martita (y resulta que te suelta algo así como ¡qué bien vives! cuando le cuentas que haces… seguro que él tiene una vida muy dura…) Y finalmente, tras jugar en todos los puestos de los patrocinadores, animas a Federer en su espectacular remontada ante Berdych… Y es que uno no olvida tan fácilmente el Master de Madrid de hace unos años. ¡A Madrid no se le manda callar! (sólo al Camp Nou…)

El día en el Australian Open terminó ahí. Pero el torneo finalizó una semana más tarde, ya en Manly (Sydney), donde tuve la suerte de ver la final en un bar con todo suizos, que estaban de un contento…

Pero lo mejor de todo, fue ver a Simone durante el partido animando a Federer con la camiseta de España… y es que debía una muy grande a España tras descubrir que el día de la final de la pasada Eurocopa estaba en Mallorca con una camiseta alemana… ¡tendrá valor!

¡Vamos Rafa!