La filosofía aussie de “no worries” se puede aplicar a casi todo, pero en lo relativo al alcohol, no permiten ni la más mínima. Primero, poder comprar. El alcohol sólo se vende en las bottleshop. Como siempre, muy creativos con los nombres… Y ninguna otra parte: ni supermercados, ni mercado negro ni nada de nada.

Luego en los bares, hay una ley que prohíbe vender bebida a alguien que está borracho. Y os aseguro que si tienes pinta de estar borracho no te dan nada (y no lo digo por experiencia propia!). Además, dentro de los mismos bares, tienen un montón de seguridad y a la mínima que hagas, unas personas con un chaleco amarillo chillón en general (para que no cante que te están echando) te invitan amablemente a salir. Por supuesto, en caso de rechazar su invitación, te vas de igual manera…
Esto no impide que la gente aquí beba a saco y se emborrache. Para lo del alcohol, también se parecen a los británicos: beben mucho y todos los días en general. Menos mal que al menos, en general, son un poco menos hooligans!
1 comentario:
Ne deviens pas une alcoolique!!!!! ou je meurs!!! Je t'aime
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