jueves, 23 de abril de 2009

Aotearoa: land of the white cloud

Siempre he oído que las culturas ancestrales (o, en su defecto, las personas mayores) tienen una gran sabiduría. Y cuanta razón tenían los Maoris cuando, haya muchos años antes de que llegaran aquí los primeros europeos, llamaron a Nueva Zelanda Aotearoa, tierra de la larga nube blanca.

En efecto, he cambiado por un tiempo los canguros por los kiwis, término que define no sólo a la fruta por excelencia en el país, sino también a sus habitantes y, lo que menos gente sabe antes de venir aquí, a unos animales que sólo se encuentran aquí (una especie de pájaro, pero que no puede volar, menuda gracia de pájaro).

En el país en el que Hungry Jacks vuelve a ser Burguer King, hay también muchas, muchas, muchas ovejas, y especialmente en la South Island. La verdad es que tienen bastante menos gracia que sus vecinos los canguros, quizá porque nos sean más comunes. Supongo que habrá muchas ovejas porque así se pueden arropar con la lana. El tiempo cambia drásticamente. Bien es verdad que desde la visión europea, piensas en Australia y NZ como dos países muy cercanos, pero nada más lejos de la realidad. Con 3 horas y media de vuelo entre Sydney y Auckland es, al fin y al cabo, como se desde Madrid te fueras a Helsinki. Quizá la única semejanza entre ambos países sean sus habitantes, y es que los kiwis también se pueden definir por su easy-going, relax ante todo.

NZ es un país más grande que Gran Bretaña, pero con sólo 4 millones de habitantes, de los cuales más de uno vive en Auckland. Así que es fácil de imaginar que se pueden recorrer, al igual que Australia, montones de kilómetros sin cruzarse a un solo kiwi (las 3 variantes posibles, puesto que en casi un mes ahí, he de decir que no he visto ni una sola vez el animal, si no es disecado en un museo).

Antes de que los europeos llegarán aquí en 1642 con Abel Tasman a la cabeza, los Maoris habitaban estas tierras desde hacia ya casi 3.000 años. Esta cultura tiene el privilegio de ser la única en el mundo que nunca ha sufrido la persecución de sus colonizadores (ya les gustaría a los aborígenes poder decir lo mismo en Australia). Aunque puede que ello sea una razón por la que, hoy en día, no queda en NZ ni una sola persona 100% maori (la última murió 10 años atrás).

Aparte de todo esto, viajar por NZ supone una serie de cambios. Primero, cambias a Little Ripper por Jetson, un spaceships van (¡y spaceships es el nombre de la compañía, no una nave espacial!). Si algún lector de este blog viene alguna vez a NZ y quiere alquilar un coche, que ni mire esta opción. Lo mejor que nos pasó con el coche fue tener que cambiarle la batería… Luego cambias la compañía, que no es que sea mala, pero queda tan lejos de la australiana… Y finalmente, cambias los hábitos, te adaptas a tus nuevos compañeros de viaje y cambias el clima, en el cual incluso has tenido que comprarte un abrigo que llevabas casi un año sin usar…

Y NZ es también, como todo freak sabe de sobra, Middle-Earth, o, para los menos freak, el país donde se rodó The Lord of The Rings. Así que estuve observando Mt Doom pensando que era Mt Ngauruhoe, descubriendo Misty Mountains como si estuviera en los Southern Alps, paseando por Eregion Hills cuando había cruzado el cártel de Queenstown o tirándome desde un puente y casi tocando el Kawarau River tal y como fuera Argonath por ahí… Como podréis comprobar y ya sabéis muchos, no tengo ni idea acerca de la trilogía de Peter Jackson pero seguro que sus fieles seguidores podrán perdonarme por no haber pasado por Hobbiton al no pillar de camino…

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